Según un informe de Bloomberg, Ecuador ha sido históricamente incumplidor de deuda, y los años de Rafael Correa se destacan como especialmente complicados para los inversionistas de bonos. En 2008, durante su mandato, el país dejó de realizar pagos de deuda externa y Correa insultó a los tenedores de bonos, calificándolos como "verdaderos monstruos". Como resultado, implementó un gran recorte en los pagos, dejando a los inversionistas con solo el 35% de su inversión inicial.
Aunque Correa no regresará al poder en las próximas elecciones presidenciales, su movimiento político, conocido como "correísmo", está generando preocupación entre los inversionistas. Los bancos de Wall Street, como Morgan Stanley, Barclays, Citigroup y Goldman Sachs, han advertido a los inversionistas sobre una mayor volatilidad del mercado debido a las incertidumbres sobre cómo la próxima administración manejará los pagos de deuda.
Los bonos ecuatorianos ya han registrado el peor desempeño en los mercados emergentes este año, con una caída del 20% debido a los problemas políticos. Actualmente, los bonos se cotizan entre el 30% y el 50% de su valor nominal, lo que sugiere que podrían caer aún más debido a la situación política incierta.
La semana pasada, el presidente Guillermo Lasso disolvió el Congreso para evitar un juicio político relacionado con un supuesto esquema de corrupción en el negocio estatal de transporte de petróleo. Esta acción ha desencadenado elecciones presidenciales y legislativas anticipadas, lo que abre la puerta para que los aliados de Correa intenten ganar el poder.
Aunque Correa vive asilado en Bélgica y no puede presentarse como candidato debido a una condena de prisión en Ecuador por corrupción, sigue ejerciendo una gran influencia política desde el extranjero. Se espera que uno de sus aliados sea el próximo presidente, lo que preocupa a algunos debido al posible deterioro de la independencia institucional bajo ese escenario.
A pesar de las preocupaciones políticas, se espera que el gobierno ecuatoriano cumpla con sus obligaciones de deuda, ya que los pagos de capital en los próximos años son manejables. Sin embargo, existe la posibilidad de que las perspectivas se debiliten, especialmente después de que Lasso recortó los impuestos para obtener apoyo electoral, lo que podría afectar la salud fiscal del país.
Ecuador tiene alrededor de $46 mil millones en deuda externa, de los cuales $16 mil millones corresponden a bonos. Los inversionistas han triplicado el costo del seguro contra un incumplimiento en los próximos cinco años y se estima que existe un 92% de probabilidad de default en ese período.
El informe de Bloomberg destaca que el default de Ecuador en 2008-2009 fue un caso raro y perturbador de impago basado en la voluntad en lugar de la capacidad. Los inversionistas aún recuerdan ese episodio y lo consideran al evaluar la situación actual del país.