Editorial central de Ecuadorenvivo

Este es un gobierno de inútiles. De eso nadie duda.

Lo vivido en los últimos días en Manta, Esmeraldas y Guayaquil, nos recuerda el rostro más violento y sangriento de Medellín de Pablo Escobar, en los años ochenta.

Periodistas amenazados y huyendo del país; autoridades y políticos asesinados; jueces y fiscales acobardados; narcos tomándose las calles a punta de pistola y atentados criminales; y, un Gobierno –encerrado en las cuatro paredes de Carondelet- dedicado a contar muertos y dar condolencias.

Un país inseguro, invivible, lleno de miedo, eso es lo que tenemos hoy.

Una sociedad que mira aterrada el reguero de sangre, que solo reacciona envalentonada en las redes sociales.

Sin un presidente que dé la talla para liderar la lucha contra el narcotráfico, lo único viable es que el pelotón de presidenciales se autoconvoquen, depongan sus intereses ideológicos y partidistas, cierren filas y luchen por una sola causa: la seguridad de los ecuatorianos.

Estos son los momentos que la patria reclama la unidad de los políticos, de las instituciones, los gremios, empresarios, de la sociedad.

Una kakistocracia no nos salva, necesita de nosotros.

¡O nos unimos todos o el país se va al carajo!