No hay tusa que calce. Ni a unos, ni a otros.
Esta tribu llamada Ecuador es ingobernable.
Ingobernable porque a la izquierda progre así le conviene.
Ese es el relato, de miedo y terror, que tratan de posicionar.
El porte y tenencia de armas es el último alarido de los cenutrios, atizando la mecha de la desestabilización.
El presidente hizo bien en permitir el porte y tenencia de armas a la población civil.
De un lado, los progres, defensores de los derechos de los criminales, y las universidades –que en el 2019 y 2022- albergaron en sus instalaciones a terroristas que saquearon y violaron a la capital, se oponen. Se rasgan las vestiduras. Algunos se olvidan que en el pasado apoyaban a las FARC.
Dicen esto empeorará la situación, que no estamos listo, que solo estamos preparados para que nos roben, vacunen, violen, y nos maten.
¡Por Dios! Estamos en la indefensión, con un gobierno inepto y de rodillas ante el crimen organizado, con policías y militares corruptos, y una izquierda progre relamiéndose de la desgracia ajena, olvidándose que ellos son los verdaderos culpables de esta situación.
Nadie quiere un país armado. Pero estamos cansado de poner las muertes inocentes.
Sí, al porte de armas regulado.