La crisis migratoria sigue siendo un desafío global, y Ecuador no es la excepción. Miles de ecuatorianos buscan nuevas oportunidades y seguridad en el extranjero, lo que plantea preocupaciones tanto para las autoridades nacionales como para los migrantes y sus familias.

Según datos proporcionados por Marcelo Hurtado, Director de Protección de Ecuatorianos en el Exterior y Subsecretario (encargado) de la Comunidad Ecuatoriana Migrante, la migración es un fenómeno complejo y multifacético. Si bien factores como la situación económica y la inseguridad en Ecuador pueden influir en la migración, existe un efecto cultural conocido como el "efecto llamada". Esto significa que las personas que ya han emigrado a otros países alientan a sus familiares y amigos a seguir sus pasos.

En cuanto a las cifras, la Cancillería de Ecuador ha registrado una importante migración de ecuatorianos en los últimos años. Solo en 2023, se estima que 45,862 ecuatorianos cruzaron la peligrosa selva del Darién en Panamá. Además, entre octubre y julio, las autoridades de Estados Unidos han identificado a 88,071 ecuatorianos que intentan ingresar al país.

Para enfrentar esta crisis, Ecuador monitorea dos rutas migratorias principales utilizadas por sus ciudadanos. La primera es la ruta "pobre", en la que los migrantes viajan por tierra a través de varios países de América Central. La segunda es la ruta mixta, que implica vuelos hacia países como Nicaragua y El Salvador, donde no se requieren visas, antes de continuar por tierra. Esta última opción es más costosa y a menudo implica la ayuda de coyotes y otros intermediarios.

La situación plantea preocupaciones sobre la seguridad y el bienestar de los migrantes, especialmente los niños, que a menudo se ven involucrados en viajes peligrosos. La Cancillería de Ecuador trabaja para brindar asistencia y orientación a los ecuatorianos en el exterior, pero la complejidad y el alcance del fenómeno migratorio presentan desafíos significativos para las autoridades.